sábado, 6 de agosto de 2011

Algor

Alfredo Sánchez

A diferencia de lo que sucede en el septentrión, en las regiones tropicales, el frío se desenvuelve de manera diferente. No acontece el albino panorama que se ha grabado en las escenas comerciales navideñas, ni se crean instituciones sociales que favorezcan el desarrollo y la distribución de los artilugios calefactores. En las zonas tropicales, el frío avanza inmerso en la contradicción.
La primera contradicción, y más eludible, es la ausencia de nieve; no hay congelamiento matutino, pero el viento, habiendo entrado en el cuerpo gracias a la aspiración, arremete contra el organismo, y lo despoja de su calor. Y cómo no hay señas claras de su presencia, sólo reseca y estremece la piel hasta bien fuera del cobijo. El aliento, ahora visible, es la evidencia más llamativa. Sin embargo, cuando la mañana se desvanece, el sol se vuelve implacable y absoluto. Sin nubes que la amorticen, la luz quema junto al frío. Esa doble quemadura imposible es el testimonio avasallador de que ha llegado el invierno a la tierra. La segunda contradicción convierte el ambiente en una maniquea escenografía.
Este frío terrible tiene algo de divino. Su naturaleza insondable lo convierte en una entidad ininteligible. Cuando se da, no es como los otros datos sometidos al poder del intelecto, sino que su inapelable potencia finiquita cualquier idea compleja, cualquier especulación, y su entidad es inmediatamente intuida. El frío se siente y se identifica como frío, y no hay razonamiento que preceda esta conclusión. El hombre, despojado de la capacidad que lo enorgullece, enmudece y suspende el juicio. El frío lo domina y lo somete, retornándolo a la naturaleza y recordándole su mortalidad. El frío es ese numen capaz, como el mar, de devolver al hombre a la morada de los dioses. Claro está que ese movimiento es mortal y perfecto.


ALFREDO SÁNCHEZ es Licenciado en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente se encuentra inscrito en el programa de Maestría en Filosofía de la misma facultad. Interesado en ética antigua, educación y antropología. Su proyecto principal es una investigación sobre la ética platónica de juventud.

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